Hoy día todo el mundo está ocupado: los jubilados, los parados, los niños, los marginados…todo el mundo…sin olvidar a los que trabajamos.
Recuerdo a mi padre cuando se jubiló: le pregunté: “Ahora vas a tener más tiempo.” Y me contestó: “En absoluto. Ahora voy a estar más ocupado que nunca…”
Asociamos la ocupación con la vitalidad, la energía, la fuerza… el problema es ¿en qué nos ocupamos?
Cuando daba clases de francés, preguntaba a mis alumnos que habían hecho durante el fin de semana, era un ejercicio de conversación y solían explicarme: “Miré la televisión, fui a casa de unos amigos, fui a la discoteca…”
Luego, evidentemente, venían a mis clases sin hacer sus deberes y me decían que era porque les había faltado tiempo…
Evidentemente, no me decían que no habían hecho sus deberes porque se habían ido a la discoteca… no, buscaban entonces algo más serio: mi madre cayó enferma y la tuve que cuidar, me constipé…
Bueno, lo repito, el problema es: ¿en qué nos ocupamos?
Ahora bien, a la gente que me consulta y me dice que no tiene tiempo para cuidarse, repito siempre lo mismo: “Lo que tú no hagas por ti, nadie lo hará.”
Es decir, si no tienes tiempo para dedicarte 1 hora al día por ejemplo, nadie la tendrá por ti.
Sé que estamos en un sistema de consumo que no nos deja respirar pero a pesar de todo es posible parar de vez en cuando.
Tal vez para conseguirlo necesitas ayuda también, un terapeuta por ejemplo, pues entonces no lo dudes. Aquí estoy para servirte.
Como decía Santa teresa de Ávila: “Lo que lleva al mar, eso haced.”
