Todos los estudios coinciden: no se puede elaborar una lista exhaustiva de las causas de la ansiedad. Ya que se trata de un fenómeno multifactorial que depende de la interacción de diversos factores biológicos, psicológicos y ambientales.
Ahora bien, he aquí algunas de sus causas más habituales:
Problemas de salud: padecer una enfermedad crónica, así como tener un diagnóstico grave, sufrir dolor, tener una discapacidad o estar en riesgo de contagio de una infección.
La ansiedad también puede ser un síntoma de otras enfermedades mentales, como la depresión, el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno de estrés postraumático.
Uso de sustancias: el consumo de drogas, alcohol, cafeína, tabaco o medicamentos puede alterar el equilibrio químico del cerebro y generar ansiedad.
Algunas sustancias pueden provocar ansiedad durante su efecto, mientras que otras pueden causarla al dejar de consumirlas o al sufrir un síndrome de abstinencia.
Estilo de vida: estar sometido a un nivel alto y constante de estrés, así como tener muchas preocupaciones financieras, laborales, familiares o personales puede causarte mucha ansiedad.
También, el hecho de no tener un apoyo social adecuado, no dormir bien, no hacer ejercicio, no tener tiempo libre o no cuidar tu alimentación pueden favorecer la aparición de la ansiedad. El estrés cotidiano y mantenido en el tiempo es la fuente más común de ansiedad.
Factores sociales: ¿vives en un entorno hostil, violento, inseguro o injusto? O ¿Sufres de discriminación, acoso, abuso, maltrato o exclusión social? Pues estos factores pueden desencadenar ansiedad.
La ansiedad también puede surgir por la presión social, la falta de autoestima, el miedo al rechazo, la vergüenza o la culpa.
Factores genéticos y biológicos: algunas personas tienen una mayor predisposición genética o una mayor sensibilidad biológica a desarrollar ansiedad.
Esto puede deberse a la herencia familiar, a los niveles de neurotransmisores, a las hormonas o al sistema inmunológico.
La ansiedad también puede estar influida por el sexo, la edad, el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia.
¿Existe una relación entre la ansiedad y el entorno en que vives?
El entorno en que vives puede influir en tu nivel de ansiedad, tanto de forma positiva como negativa. Por entorno, me refiero al conjunto de factores sociales, culturales, económicos, políticos y ecológicos que te rodean.
Algunos aspectos del entorno que pueden aumentar la ansiedad son la violencia, la inseguridad, la pobreza, como también la injusticia o la discriminación, que pueden generar miedo, estrés, frustración o impotencia.
Otro factor generador de ansiedad es la contaminación, el ruido, el tráfico, el clima o la falta de espacios verdes, que pueden alterar tu equilibrio biológico y psicológico.
Además, al hablar de la relación del entorno con la ansiedad, factores como la presión social, las expectativas, las normas, las modas o las comparaciones, pueden provocar inadaptación, baja autoestima, culpa o vergüenza, elementos detonantes de ansiedad.
La falta de apoyo social, de comunicación, de afecto o de sentido de pertenencia, pueden generar aislamiento, soledad, depresión o ansiedad social.
Como puedes ver, el entorno en él que vives puede tener un impacto significativo en tu nivel de ansiedad, por lo que es importante que cuides tu entorno y que busques aquellos que te aporten beneficios y te alejes de aquellos que te perjudiquen.
También puedes aprender a adaptarte a las circunstancias que no puedes cambiar y a buscar recursos para afrontarlas. Recuerda que la ansiedad no es solo un problema individual, sino también social y ambiental.
Como has visto, la ansiedad puede tener múltiples causas que varían según cada persona y cada situación. No siempre es fácil identificar o modificar las causas de la ansiedad, pero es posible aprender a manejarla.
La ansiedad no es una debilidad ni una vergüenza, sino un trastorno que se puede tratar y superar.