EL SECRETO DE LA FELICIDAD

Hoy he hablado con una vecina. Tiene 76 años pero es como si tuviera 90, o más. Se queja constantemente. Todo es dramático.

La conozco desde años y sé que es ansiosa. Siempre lo ha sido pero con la edad y sobre todo con sus estrategias de enfrentamiento equivocadas desde luego la tendencia se ha acentuado.

No sé si es lo que me espera pero sinceramente haré todo para que no me pase a mí. No me gustaría acabar así, con esta visión tan distorsionada del mundo que me rodea.

Cada vez que hablo con ella, llora, me habla de sus enfermedades, de las de los demás. Sí, lo sé, es habitual en personas mayores. Ahora bien, es habitual pero no es una regla absoluta.

Hoy, por ejemplo, justo después de hablar con esta señora, me encontré con la madre de un amigo, que tiene 81 años. 6 años más que ella…

¡Menos mal que me encontré con ella! Me permitió recuperar un poco de energía.

Estaba con una de sus nietas, de 8 años, subiendo una cuesta cuando nos cruzamos. ¡Una buena cuesta, por cierto!!! Me presentó a la chiquilla, que no conocía y luego me explicó que había ido de compras, que faltaba fruta para el postre del mediodía.

Hace 5 años, a la edad que mi vecina tiene actualmente, recuerdo a esta mujer, con el mono puesto, trabajando en el huerto de su hijo.

No diré que se trata de una vieja sabia… ¡En absoluto!  “Sólo” se trata de una vieja campesina, activa y servicial con la que hablar no quita energía, sino todo lo contrario.

En el fondo, tal vez ahí está uno de los secretos para llegar a mayor sin vivir el infierno: centrarse en los demás.

Mi vecina nunca ha sido muy altruista. No la podrías haber visto con uno de sus nietos, porque no quiso cuidarlos, decía que no tenía tiempo, ni con el delantal puesto. No quería cocinar para nadie… 

Por cierto, hace poco, en una librería de viejo de Barcelona, vi una revista antigua que apuntaba en su portada: “Si no estás feliz es porque no estás bastante centrado en los demás.”

Me llamó la atención. Porque es una idea que ya no se ve en ningún sitio.

En todo caso, estoy convencido de que siendo egoísta y/o egocéntrico no se llega a ningún sitio. Sé que el carácter ansioso de mi vecina la empuja a protegerse, centrándose en ella… lo sé… pero entra entonces en un círculo vicioso: cuanto más ansiedad nota, más se centra en ella, y cuanto más se centra en ella, más ansiedad nota. Digamos que rápidamente la estrategia se revela una fuente de ansiedad más que un remedio.

Personalmente, opino lo que decía Jesús Madrid, el antiguo presidente de la Asociación internacional del Teléfono de la Esperanza: “No se puede ser feliz si no ayudas a los demás.” Es decir que si te encierras en ti mismo, puede que a corto plazo consigas frenar la ansiedad, pero a la larga, será peor.

EL EJERCICIO DE LOS GLOBOS

Un profesor le dio un globo a cada estudiante, que tuvo que inflarlo, escribir su nombre en él y tirarlo en el pasillo. El profesor entonces mezcló todos los globos. A los estudiantes se les dio 5 minutos para encontrar su propio globo. A pesar de una agitada búsqueda, nadie encontró su globo. En ese momento, el profesor les dijo a los estudiantes que tomaran el primer globo que encontraran y se lo entregaran a la persona cuyo nombre estaba escrito en él. En 5 minutos cada uno tenía su propio globo.

El profesor dijo a los estudiantes: «Estos globos son como la felicidad. Nunca la encontraremos si todo el mundo está buscando la suya. Pero si nos preocupamos por la felicidad de los demás… también encontraremos la nuestra.«




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