La dieta es uno de los factores que más influye en nuestro bienestar emocional. Lo que comemos no solo afecta a nuestro cuerpo, sino también a nuestro cerebro y a nuestras emociones.
Ya que no soy nutricionista, en este artículo, primero, voy a reflexionar sobre los conceptos de dieta y salud mental, basándome en algunos estudios científicos y luego compartiré mi opinión personal sobre la cuestión.
¿Qué es el bienestar emocional?
Antes de todo, clarifiquemos el concepto.
El bienestar emocional se puede definir como el estado de equilibrio y armonía que se logra cuando somos capaces de reconocer, expresar y regular nuestras emociones de forma adecuada.
El bienestar emocional implica sentirse satisfecho con uno mismo y con la vida, tener una autoestima positiva, ser resiliente ante las dificultades, establecer relaciones saludables con los demás y disfrutar de las actividades que nos gustan.
¿Cómo influye la dieta en el bienestar emocional?
La dieta tiene un impacto directo e indirecto en el bienestar emocional. Por un lado, influye en el funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso, que son los responsables de generar y regular las emociones.
Por otro lado, influye en el estado físico y en la imagen corporal, que son factores que determinan la autoestima y al ánimo.
RECORDATORIO NUTRICIONAL
No olvides.
Para funcionar correctamente, nuestro cerebro necesita recibir una serie de nutrientes.
Se trata de:
• Glucosa: es el principal combustible del cerebro. Se obtiene de los carbohidratos que ingerimos. Una falta o un exceso de glucosa puede alterar el rendimiento cognitivo, la memoria, la atención y el estado de ánimo.
• Proteínas: son las moléculas que forman los neurotransmisores, que son las sustancias químicas que transmiten los mensajes entre las neuronas. Algunos neurotransmisores están relacionados con las emociones, como la serotonina, la dopamina, la noradrenalina y el GABA. Una deficiencia o un desequilibrio de estos neurotransmisores puede provocar trastornos del estado de ánimo, como depresión, ansiedad o estrés.
• Ácidos grasos: son los componentes principales de las membranas celulares y de la mielina, que es la capa protectora que recubre los axones de las neuronas. Los ácidos grasos más importantes para el cerebro son los omega-3 y los omega-6, que se encuentran en alimentos como el pescado azul, los frutos secos o las semillas. Estos ácidos grasos tienen un efecto antiinflamatorio y antioxidante, y favorecen la comunicación neuronal y la neurogénesis (la formación de nuevas neuronas).
• Vitaminas y minerales: son sustancias que participan en numerosas reacciones químicas y enzimáticas que ocurren en el cerebro. Algunas vitaminas y minerales clave para el bienestar emocional son:
• Vitamina B12: interviene en la síntesis de neurotransmisores y en la protección de las neuronas. Su deficiencia puede causar anemia, fatiga, debilidad, confusión mental y depresión.
• Vitamina D: se sintetiza a partir de la exposición al sol o se ingiere a través de alimentos como los huevos o los lácteos. Regula la expresión de genes relacionados con el desarrollo cerebral y la función neuronal. Su deficiencia se ha asociado con un mayor riesgo de depresión, esquizofrenia y deterioro cognitivo.
• Magnesio: se encuentra en alimentos como los cereales integrales, las legumbres o los frutos secos. Participa en más de 300 reacciones bioquímicas en el organismo, incluyendo la producción de energía, la regulación del calcio y la modulación de los neurotransmisores. Su deficiencia puede provocar irritabilidad, insomnio, ansiedad y depresión.
• Zinc: se halla en alimentos como las carnes, los mariscos o las semillas. Es un cofactor de numerosas enzimas que intervienen en el metabolismo cerebral y en la síntesis de neurotransmisores. Su deficiencia puede afectar al aprendizaje, la memoria, el humor y la inmunidad.
Desde luego, una dieta equilibrada y variada, que aporte todos los nutrientes necesarios para el óptimo funcionamiento cerebral, contribuirá a mejorar el estado de ánimo, la motivación, la creatividad y la resiliencia.
El impacto de la dieta en tu imagen corporal
La dieta también tendrá un impacto en tu bienestar emocional, a través de su efecto en tu imagen corporal.
Cuando hablo de «imagen corporal» me refiero a la percepción que tienes de tu propio cuerpo, que sea real o no.
La imagen corporal está estrechamente relacionada con el bienestar emocional, ya que influye en la autoestima, la confianza, el respeto y la aceptación de uno mismo.
Concretamente, una dieta saludable puede mejorar la percepción que tenemos de nuestro cuerpo:
• Mejorando el rendimiento deportivo – lo que aumentará nuestra autoeficacia y nuestra satisfacción personal.
• Favoreciendo la pérdida de peso adecuada – lo que mejorará nuestra apariencia física. Esto puede repercutir positivamente en nuestra autoestima y en nuestra seguridad al relacionarnos con los demás.
Mi experiencia personal
Después de haber expuesto los aspectos teóricos sobre el impacto de la dieta en el bienestar emocional, te voy a compartir lo que pienso sobre este tema.
Reconozco que no siempre he tenido una dieta equilibrada ni he cuidado mi salud física. Hubo una época en mi vida en la que comía demasiado rápido, saltaba comidas o abusaba de alimentos procesados o azucarados. Esto me provocó malestar físico, cansancio, somnolencia y cambios de humor.
Fue entonces cuando decidí cambiar mis hábitos alimenticios y adoptar una dieta más saludable. Empecé a comer más frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado y frutos secos. Reduje el consumo de carnes rojas, embutidos, fritos, dulces y bebidas alcohólicas.
También me propuse comer más despacio, masticar bien los alimentos y beber más agua. Además, me apunté a un gimnasio para hacer ejercicio regularmente.
Los resultados no se hicieron esperar. En pocas semanas noté una mejora notable en mi salud física y mental. Me sentía más ligero, más ágil, más fuerte y más resistente.
Mi piel estaba más limpia y luminosa. Mi digestión era más fácil y regular. Mi sueño era más profundo y reparador. Mi humor era más positivo y estable. Me sentía más feliz, más tranquilo y más motivado.
Estos cambios no solo me beneficiaron a mí, sino también a las personas que me rodeaban. Me relacionaba mejor con mi familia, mis amigos y mis compañeros de trabajo. Era más comunicativo, más empático y más colaborador. Disfrutaba más de las actividades que compartía con ellos, como salir a comer, ir al cine o hacer excursiones. Mi vida social se enriqueció y se fortaleció.
Así pues, mi opinión personal sobre el impacto de la dieta en mi bienestar emocional es muy positiva. Creo que la dieta es un factor clave para sentirse bien con uno mismo y con los demás.
Por eso, recomiendo a todo el mundo que cuide su alimentación y que la adapte a sus necesidades y preferencias. No se trata de seguir dietas milagrosas o restrictivas, sino de encontrar el equilibrio entre el placer y la salud.
Espero que este artículo te haya resultado interesante y útil, y sobre todo, que te animes a reflexionar sobre tu propia dieta. Recuerda que la dieta es uno de los pilares de la salud integral, junto con el ejercicio físico, el descanso y el manejo del estrés.
Evidentemente, si te lo puedes permitir, no dudes en recurrir a una nutricionista profesional. Está formada para ayudarte.