La cineterapia es una forma de terapia que utiliza el cine como herramienta para facilitar el autoconocimiento, el desarrollo personal y la mejora de la salud mental. Se basa en el poder del lenguaje audiovisual para generar emociones, reflexiones y cambios en las personas.
¿Cuando nace la cineterapia?
La cineterapia tiene sus orígenes en la psicología humanista, que considera al ser humano como un ser creativo, con capacidad de elección y de transformación. (Según las teorías de Carl Rogers o de Abraham Maslow.)
Dicho esto, la cineterapia se empezó a aplicar de forma sistemática en los años 70, cuando algunos psiquiatras, como Gary Solomon e Irving Schneider, utilizaron el cine como recurso terapéutico en sus consultas.
Desde entonces, evidentemente, la cineterapia ha ido evolucionando (abarcando ahora campos desde la educación, la prevención, la rehabilitación, hasta el ocio y el bienestar.)
Varios estudios sobre cineterapia
La cineterapia ha sido objeto de numerosas investigaciones científicas que han demostrado su eficacia y sus beneficios para la salud mental.
Aquí tienes algunos de los estudios más relevantes:
– Un estudio realizado por la Universidad de Rochester en 2015 encontró que ver películas de ficción aumenta la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y de comprender sus sentimientos y pensamientos.
– Otro estudio realizado por la Universidad de Oxford en 2016 reveló que ver películas de terror mejora el sistema inmunológico, al liberar adrenalina y endorfinas, que son sustancias que nos hacen sentir bien y nos protegen de las enfermedades.
– Por último, un estudio realizado por la Universidad de Turín en 2017 mostró que ver películas de comedia reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, al estimular la producción de serotonina y dopamina, que son neurotransmisores que nos hacen sentir felices y relajados.
¿Cuáles son los aspectos más importantes de la cineterapia?
La cineterapia se basa en cuatro aspectos fundamentales: la selección, la proyección, la reflexión y el disfrute.
La selección consiste en elegir la película adecuada para cada persona, según sus características, sus problemas, sus intereses y sus objetivos.
Esta selección puede ser realizada por el terapeuta o el usuario, o de forma conjunta.
Por ejemplo: ¿necesitas trabajar la asertividad? Buscas una película centrada en el tema. (como: 12 hombres sin piedad.)
La proyección consiste en ver la película en un ambiente cómodo, tranquilo y sin distracciones, prestando atención a los elementos visuales, sonoros y narrativos que componen la obra. La misma puede ser individual o grupal, según el tipo de intervención que se persiga.
La reflexión consiste en analizar la película desde una perspectiva personal, expresando las sensaciones, los pensamientos y las opiniones que ha generado la obra.
Esta reflexión puede ser oral o escrita, guiada o libre, utilizando técnicas como el debate, el diario, el collage, el role-playing, etc.
El disfrute (del resultado del «tratamiento»): A veces no hace falta ni reflexionar. Puedes notar los efectos de la proyección en seguida. Por ejemplo: con la película Amelie, al final te sentirás alegre y feliz. Automaticamente.
¿Cómo se practica?
La cineterapia se puede aplicar de diferentes formas, según el contexto, el público y el objetivo que se quiera lograr.
Algunas de las modalidades más comunes son las siguientes:
Dentro de la consulta de un profesional:
De manera individual: se trata de una sesión privada con un terapeuta experimentado.
El terapeuta selecciona la película, la proyecta y la analiza con el cliente, ayudándole a identificar y modificar los patrones de pensamiento, sentimiento y comportamiento que le causan malestar.
De manera grupal: se trata de una sesión colectiva con un terapeuta. En estas condiciones, el grupo de personas que asiste a la proyección compartirá a menudo una problemática común, como una adicción, un duelo difícil, conflictos de pareja… o por supuesto: estrés y ansiedad.
El terapeuta selecciona la película, la proyecta y la analiza con el grupo, fomentando la interacción, el apoyo, la comprensión y la resolución de los problemas que afectan al colectivo.
En casa, a título personal:
Se trata de una sesión a solas o con un grupo de amigos, familiares o conocidos.
El usuario selecciona la película, la proyecta y la analiza solo o con el grupo.
Botiquín de cineterapia
Hay muchas películas que pueden ayudarte a reflexionar, a inspirarte, a motivarte o a relajarte, según lo que necesites.
Para reflexionar, casi cualquier película te convendrá. Hasta las más estúpidas.
Ahora bien, no cualquiera te relajará, te motivará, te enseñará algo…
Digamos que hay que distinguir entre una película que hace pensar (casi todas si queremos) y una película que tiene un efecto terapéutico, motivador, didáctico, etc.
Personalmente, te voy a recomendar algunas películas que según mi opinión pertenecen a la segunda categoría.
Aquí las tienes:
Mary Poppins: es una película que te enseña a ver la magia en lo cotidiano, a disfrutar de las pequeñas cosas y a ser más optimista y creativo.
My Fair Lady: esta película te muestra el poder de la educación, la superación y el cambio, a través de la historia de una joven que se transforma gracias a un profesor exigente y peculiar.
El Padrino: es un film que te hace reflexionar sobre la familia, el honor, la lealtad y el poder, a través de la saga de una de las familias más influyentes de la mafia italiana en Estados Unidos.
El guerrero pacifico: esta obra te enseñará que la verdadera meta de la vida es vivirla. Sin más. Como le dice el hombre sabio a Dan: «No es triste que la gente muera, lo verdaderamente triste es que la gente no sepa vivir».
Doce hombres sin piedad (1957). Un clásico de Sydney Lumet, protagonizado por Henry Fonda. Trata el tema de los juicios precipitados. Cualquiera que haya estado alguna vez en un grupo se identificará fácilmente con cada uno de los personajes.
Una historia verdadera: una película que te transmite valores como la sencillez, la perseverancia y la solidaridad, a través de la historia de un anciano que decide recorrer cientos de kilómetros en su cortadora de cesped para visitar a su hermano enfermo.
Amélie: es un éxito cinematográfico que te contagia la alegría, la curiosidad, la generosidad y el amor, a través de la historia de una joven que se dedica a hacer felices a los demás con pequeños gestos, mientras busca su propia felicidad.
Lost in Translation: y cerramos este top con esta película que te hace sentir la melancolía, la soledad, el deseo y la conexión, a través de la historia de dos personas que se encuentran en Tokio y que comparten una relación especial, más allá de las palabras.
Estas son sólo algunas sugerencias.
Evidentemente, hay muchas más películas que pueden servir para la cineterapia.
Lo importante es que elijas las que más te gusten, te interesen o te llamen la atención, y que las veas con una actitud abierta, atenta y crítica.
Está claro que las puedes ver tantas veces como quieras. No tienen efectos secundarios no deseados. Un conocido mío, cada vez que se sentía abatido, miraba la película: Rocky. Según me dijo: la vio más de 30 veces. Era como su medicamento.
¿Por qué no?
Mejor ver 30 veces Amelie o 12 hombres sin piedad que tomarse 30 Trankimazin…
PD: Por supuesto, vi todas las películas que recomiendo en este artículo. La verdad es que la que más me impresionó fue «Una historia verdadera».