¿ACTUAR? O ¿JUSTIFICARSE?

That’s the question.

Mi gato tiene miedo al coche. ¿Qué hago? ¿Digo: “Pues nada, a Christie no le va el coche!” y ya está? O contacto con un etólogo felino e intento cambiar su comportamiento?

En la vida cotidiana, siempre hay que tomar muchas decisiones: por ejemplo, no llego a final de mes, la hipoteca me ahoga… ¿qué hago? Digo: “Soy víctima de los bancos…” o voy a hablar con el director de mi agencia? (para rebajar la cantidad mensual por ejemplo)

Me gustaría ver más a mi pareja: ¿qué hago? ¿Digo: “No me quiere, pasa de mi…” O me pregunto qué puedo hacer para que tenga más ganas de venir a verme? Contactando tal vez con un profesional para ayudarme a encontrar soluciones?

No he hecho ningún estudio pero, basándome en mi experiencia, diría que el 90% de la gente – o más – escoge la primera actitud.

Es más cómodo, claro. En estos momentos, estoy tratando de desensibilizar mi gata al coche y ¡madre mía! Hay días que yo mismo tengo ganas de decir: “A Christie no le va el coche” y ya está.

Además, en pleno proceso tuve que ir al veterinario en coche y he perdido lo adquirido. Así que tengo que volver a cero.

De hecho, eso es un problema para quien elige la acción: SIEMPRE hay obstáculos en el camino.

No se trata de contactar con un etólogo felino y al día siguiente, ver al animal feliz en el coche.

No se trata de llamar a la puerta del director del banco y al día siguiente tener la mensualidad rebajada…

En este caso concreto, puedo hablar de mi experiencia personal: tardé un año para conseguir esta rebaja. Pensaba que en un mes todo estaría hecho pero fue un autentico camino de cruz.



Hay que reconocer que en general las cosas no van solas. A quien decide actuar, no le espera un camino de rosas.

Si quieres que tu pareja venga más a verte, tal vez viva contigo, no se trata de hacerse la pregunta: ¿qué puedo hacer? – que ya estaría bien… ya sería un primer paso – seguro que habrá que hacer mucho más: reformas en tu manera de ser por ejemplo.

La verdad es que muchas mujeres vienen a verme diciéndome algo parecido: “Mi marido está siempre en el bar, pasa de su hijo, de mí, de sus responsabilidades…”

Cuando hablo con él, escucho: “¿En casa? Solo hay reproches, críticas, líos de todos los tipos… Mi mujer nunca me dice que hago algo bien. Haga lo que haga.”

Así que las cosas no son blancas y negras.

Ahora bien, si escoges la solución más cómoda, que consiste en resignarte, colocarte en una posición de víctima, etc., tampoco vas a estar feliz.

Pues no: con mi gata por ejemplo no podré viajar nunca, no la podré llevar conmigo de vacaciones por ejemplo,  pasar un fin de semana en el pueblo, etc.

Si no disminuyo mis pagos mensuales, seguiré agobiado económicamente, si no me pongo en cuestión en cuanto a mi manera de tratar a mi pareja, tendré que seguir viviendo solo/a…

Entonces: ¿actuar o justificar? Tu mismo…

Lo que está claro es que siempre habrá consecuencias y las consecuencias de la no acción a veces pueden ser mucho peores que las de la acción.




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