Si padeces ansiedad – y supongo que si me sigues, es tu caso -, lo sabes: dormir es una pesadilla.
La ansiedad suele interferir con el sueño. ¡Y mucho!
Mira.
Primero, dificulta el inicio del sueño, al mantener la mente alerta ante posibles amenazas.
Luego, altera el «mantenimiento» del sueño, al provocar despertares frecuentes.
Por fin, afecta a su estructura y profundidad – su calidad digamos – al reducir las fases de sueño profundo y aumentar las de sueño ligero.
Mi historia
Si hay un tema que conozco bien es justamente él del insomnio. Sobre la edad de 26 años empecé a padecerlo y durante unos años hice un poco de todo para alejarme de él.
Evidentemente, comencé a recurrir al arsenal químico tradicional: hasta me acuerdo del nombre del medicamento que el médico me recetó la primera vez, hace casi 30 años: Toquilone.
Como no conseguía resultados (si, dormía pero era como si me hubieran dado un golpe en la cabeza) fui a consultar a un homeópata. Un viejo médico del ejército colonial que salía harto de la alopatía y se había convertido a las teorías de Hanneman…
¡En mi entorno me habían halagado mucho las virtudes de la homeopatía, pero al cabo de unos meses de tratamiento, tuve que reconocer que sobre mí no funcionaba.
Busqué entonces mi alivio en la medicina energética, concretamente: en la acupuntura. De manera extraña, si me relajaba y notaba los efectos positivos de las agujas dormía peor después. Tardé mucho para comprender que en realidad ya que descansaba durante la sesión, tenía más energía luego por la noche… para pensar.
Luego fui a un naturópata. Me recetó plantas.
Me tragué entonces varios botes de valeriana, de melisa, de plantas mezcladas… sin resultados.
Hoy, cuando lo pienso, me doy cuenta de que no lo hacíamos bien. Intentábamos tratar los síntomas de un problema profundo… ¿Cómo iba a funcionar?
Finalmente, y bajo las recomendaciones del naturópata, entré en terapia psicológica.
Es curioso pero apenas me ayudó. Digamos que la terapia me permitió mantenerme, no hundirme. Nada más.
Dicho esto, de repente aconteció algo importante en mi vida: perdi mi trabajo.
Una revista para la que trabajaba cerró y la otra remodeló completamente su equipo de redacción.
Me dirás que no se trata de algo positivo. Perder su trabajo no suele ser algo digno de alegría.
Sin embargo, lo fue.
En realidad, al quedarme sin nada, me vino una idea: cambiarme de país.
Era joven y fuerte, no tenía ataduras…
Decidí irme a Holanda. Concretamente, a Amsterdam.
Curiosamente, mi estado emocional cambió. Casi de la noche a la mañana. Apenas me quedaba dinero, estaba en un país extranjero donde no conocía a nadie, ocupaba una habitación minúscula donde sólo cabía una cama… sin embargo empecé a volver a dormir bien.
¿Quién lo hubiera dicho antes de irme? Para muchos, mi decisión pareció una locura.
En resumen: mi problema de insomnio, no lo resolví con plantas, homeopatía o acupunctura ni siquiera trabajando mi manera de pensar o de ser con un psicólogo… lo resolví cambiando de vida.
Sé que es más cómodo tragarse una capsula de valeriana antes de dormir o escuchar música relajante. Incluso que acudir a la consulta de un terapeuta, pero no.
No digo que no sean buenas técnicas, que no funcionan nada, sólo digo que no son suficientes, sobre todo cuando el problema es antiguo, incrustado en las costumbres.
Céntrate PRIMERO en tu malestar.
Ya que el malestar emocional suele ser la causa de tu insomnio, hay que empezar por él, tratándolo de forma integral y personalizada.
No olvides:
No puedes mejorar tu sueño sin tratar tu situación vital
Volviendo a mi historia: yo estaba mal. Mi vida era un desastre. (aunque no estaba consciente del todo de ello.) Me fui de mi país y… volví a dormir.
Evidentemente, si no hubiera perdido mi trabajo, hubiera seguido mi rutina, hubiera seguido por en medio del desastre. Y por lo tanto hubiera seguido durmiendo mal.
Dicho de otra manera, si padeces insomnio, deja de tratar los síntomas.
Observa tu vida actual.
Identifica sus aspectos disfuncionales y ACTÚA. Sea cual sea tu situación.
Tu vida vale más que unas obligaciones sociales.
Recuerdo que una chica me contó que su padre un día desapareció, dejando a su mujer con 5 hijos: ella y sus 4 hermanos.
Sé que muchos lo culparán de cobardía, de egoísmo… ella misma lo criticaba… pero ¿quién sabe en qué estado emocional estaba el hombre?
Seguro que bien no estaba.
En Japón, desaparecer se ha vuelto un acto bastante común. Lo llaman “Evaporarse” (johatsu). Hasta hay empresas que se dedican a ayudar a las personas a desaparecer (sin dejar huellas).
Como siempre digo a mis clientes: “Si hay un clavo en la pared y sueles chocar con él, puedes aprender a evitarlo. Pintándolo de rojo, por ejemplo, ¿por qué no?, puedes arrancarlo (lo que recomiendo) pero también puedes dejar de usar la habitación .» Es una solución.
Ahora bien, no estoy diciendo que si duermes mal, tienes que desaparecer, abandonar tu familia, tu ciudad, tu país… digo que si duermes mal, debes analizar tu vida y ver si la causa de tus problemas no está en tu trabajo, tu pareja, tus padres, etc.
Por supuesto, puedes entrar en un proceso psicoterapeutico que – en el mejor de los casos – te ayudará a soportar lo que te molesta, pero opino que tal vez sería mejor atacar directamente la causa del problema.
No suele ser tan difícil como lo creemos.
Concretamente, para tratar tu malestar, te recomiendo lo siguiente:
• Reflexiona con un profesional de la ayuda sobre tu vida.
• Determina las causas contextuales de tus emociones negativas. (Olvidate de los factores intrapsíquicos)
• Toma decisiones.
• Pasa a la acción. (En este caso, si te cuesta, con un proceso de coaching)
7 tips para dormir mejor
Ahora bien, debes tratar tu malestar (tu ansiedad), pero eso no significa que no debas también preocuparte por tu sueño.
Entonces, para terminar, he aquí varias estrategias para relajarte y dormirte más rápido.
No son milagrosas, claro que no. Como he dicho, para vencer realmente el insomnio, deberás reflexionar sobre las causas de tu problema y ACTUAR. Pero algo te ayudarán.
Concretamente:
- Practica técnicas de relajación antes de acostarte. (meditación, mindfulness, yoga, etc.)
- Evita el uso de dispositivos electrónicos que emitan luz azul, como móviles, ordenadores o televisores, al menos una hora antes de dormir, ya que pueden alterar el ritmo circadiano y dificultar el sueño.
- Mantén una rutina regular de sueño, acostándote y levantándote a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, para crear un hábito saludable.
- Evita las siestas durante el día, especialmente si son largas o cercanas a la hora de dormir, ya que pueden reducir la necesidad de sueño por la noche.
- Evita el consumo de sustancias estimulantes, como cafeína, alcohol o tabaco, especialmente por la tarde o por la noche, ya que pueden interferir con el sueño.
- Crea un ambiente cómodo y tranquilo para dormir, con una temperatura adecuada, una iluminación tenue y un nivel de ruido bajo. También puedes usar elementos que te ayuden a relajarte, como almohadas, mantas, aromas o sonidos naturales.
- Escribe un diario o una lista de tareas pendientes antes de acostarte, para liberar tu mente de las preocupaciones y planificar el día siguiente.
Espero que este articulo te ayude a reconciliarte con Morfeo (el dios del sueño).
En todo caso, recuerda que dormir es muy importante, que tu día no empieza cuando te levantas sino cuando te acuestas la noche anterior.