LA SOLEDAD A CARA DESCUBIERTA

No hace mucho, la sociedad reposaba en comunidades de base, constituidas alrededor de un barrio, de un oficio (las corporaciones), de una creencia religiosa (las cofradías), sin hablar de la familia, un grupo central que reunía entonces no solo a padres e hijos sino a tíos, tías, sobrinos, primos, etc.

El individuo gozaba de manera permanente de la compañía de sus semejantes.

Hoy, todo ha cambiado : es más que normal estar solo, volver a casa sin que nadie nos espere, pasar la noche frente al televisor, sin abrir la boca; ni siquiera es raro ir de compras, cerca del domicilio, sin encontrar una cara conocida… Esto es algo nuevo, sin precedentes en la historia de la humanidad.

Podríamos decir que ahora se busca una cierta “intimidad”  Si nuestros abuelos preferían, durante los fines de semana, expandirse en fiestas y reuniones, a nosotros nos gusta más quedarnos en casa, a “descansar”.

Sin lugar a dudas, hay una cierta deshumanización de nuestra sociedad.” explica el Dr. Pedro Conesa, psiquiatra establecido en Murcia, “Una deshumanización que va a la par con el incremento de medios. Ya no necesitamos tantos contactos con los demás.”

LA ERA DE LA SOLEDAD

De hecho, hemos entrado en una era que podríamos llamar: “La era de la soledad.” Roland Barthes, un gran semiólogo francés, afirmaba: “Si tuviera que imaginar a un nuevo Robinsón Crusoe, no lo situaría en una isla desierta, como lo hizo Daniel Defoe, el autor de la novela, sino en una ciudad moderna de 12 millones de habitantes.

Nueva York

¿Cuántos son, en nuestro país, los que padecen falta de calor humano?

«No es nada fácil saberlo, ya que la soledad es un sufrimiento mudo. Está mal visto quejarse de ella. En  realidad, todo lo que podemos hacer, explica Ángeles Rubio, Doctora en Sociología y autora del libro: Superando la Soledad, es contar a las personas que viven solas, los hogares unipersonales y monoparentales, así como las personas que permanecen solteras.”

Concretamente, para hacernos una idea del panorama de la soledad en España, debemos echar un vistazo a las cifras para poder constatar que:De los 14,1 millones de hogares españoles, 1,6 millones (el 11,6%) están formados por un padre o una madre sin pareja y al menos un hijo o hija. Al frente de los mismos se encuentran sobre todo mujeres sin pareja “ (1.329.960, frente a los 322.160 de hombres.)

Por otra parte, añade nuestra interlocutora, podemos señalar la evolución de las familias, ver que en España los hogares unipersonales se duplicaron en la década de 1991 a 2001, y según el último censo del INE, conforman hoy el 20,3% de los hogares.”

El fenómeno de la soledad es incontestable pero, según Neus Calleja, psicóloga y directora del Telèfon de l’Esperança de Barcelona, hay que matizar su importancia. « No podemos decir que la soledad sea une plaga », como lo han pretendido algunos llamándola incluso la “peste del siglo XXI”. « Hay mucha gente que se siente sola, es verdad pero, afortunadamente, no es el caso de la mayoría…  Para mí, la soledad es un hecho más que una plaga. Pienso que el sentimiento es generalizado, eso sí, pero no creo que sea representativo de la realidad.”

En España, en todo caso, en comparación con otros países, la situación no es dramática:  “Sólo” el 25% de nuestros paisanos confiesa sufrir de soledad de vez en cuando, frente al 54% de los franceses, por ejemplo, que afirma lo mismo«. ¡La fama de los latinos en cuanto al calor humano no es ningún mito!

Ahora bien, ¿que es la soledad ? ¿Se puede definir? “Por supuesto, explica el Dr. Conesa, particularmente sensibilizado por la cuestión, hasta el punto de colaborar muy a menudo con el Teléfono de la Esperanza de su ciudad. « La soledad es la ausencia real o percibida de afecto en las relaciones, que genera una sensación de vacío, “Insisto, real o….percibida! Ya que la soledad no siempre tiene que ver con el aislamiento.”

Cuando se evoca la soledad, se piensa directamente en las personas mayores. Hay que reconocer que en este mundo competitivo a ultranza, ser viejo no es fácil.

“La soledad en los ancianos existe, más que en cualquier colectivo humano”, explica nuestro psiquiatra, el Dr. Conesa, “Posiblemente porque se sienten desvalorizados.” Efectivamente, hoy aparcamos a la gente mayor como si se tratara de un coche averiado. “Además, sigue nuestro interlocutor, su soledad estará siempre agudizada por las perdidas. Como me dijo un señor de 72 años: “La mitad de mis amigos ya ha muerto.”

EL INDIVIDUALISMO COMO CAUSA

Las causas de la expansión de la soledad son numerosas : “el vertiginoso incremento de las separaciones y divorcios, como señala la socióloga Ángeles Rubio, el cambio de la familia extensa que vive bajo el mismo techo por la nuclear en la que viven distantes unos miembros de otros, la viudedad, el abandono de las personas más mayores, pero sin duda alguna, la principal causa es el individualismo propio de la sociedad de consumo, que nos hace valorar más el placer inmediato, que velar por los lazos que mantenemos con los demás.”

Fernando Calvo, dueño de la discoteca Alegría de Madrid, confirma las palabras de la científica: « Ya no está de moda salir con tu mujer o tu novia. Actualmente, la gente sale sola, en busca de relaciones esporádicas. »

Ahora bien, hay una paradoja. Por un lado, estamos inmersos en una sociedad de masas: bombardeados de manera permanente por estímulos de todo tipo… por otra parte, nos sentimos solos. Aunque en la mayor parte de los casos no llega a ser patológico, la sensación está allí, en lo más profundo de nuestro ser. De hecho, por extraño que pueda parecer, podemos estar rodeado de gente y sufrir de soledad.

Mujer sola en medio de gente

¿Cómo explicar el hecho? Para Neus Calleja del Telèfon de l’Esperança de Barcelona, el “prodigio” se produce sobre todo por la mala calidad de las comunicaciones. “Si las personas con las que convivimos nos juzgan, nos dan consejos que no pedimos, opinan sobre todo… no vamos a sentirnos acompañados. ¡Al contrario!

« Es evidente que la soledad no es solo un problema social, también representa un problema personal, declara el Dr. Conesa que coincide con la directora del Telèfon de l’Esperança de Barcelona diciendo: « Hoy en día hay más comunicación, más cantidad, sí, es cierto, pero es más superficial, más egocéntrica.”

Llegado a este punto, podríamos preguntarnos si existe un perfil del solitario. Nuestro psiquiatra responde sin dudar: « Sí, hay personas que tienden a desarrollar con más facilidad un sentimiento de soledad, como las personalidades dependientes de los demás, así como las evitativas – que llamamos « los volcanes nevados » porque se esconden detrás de una mascara de hielo-. Sin olvidar tampoco a las personalidades depresivas – distímicas – es decir con un humor siempre bajo.”

En todo caso, si alguien reconoce sentirse muy a gusto solo, no es normal. Los ermitaños y algunos misántropos por ejemplo podrían caracterizarse por una tendencia esquizoide. « En efecto, el ser humano se desarrolla a través de los demás. El bebé, por ejemplo crece gracias al cariño de su madre. Somos seres sociales. Quien consigue vivir en la montaña, lejos de sus semejantes, no solerá caracterizarse por su equilibrio interior. »

CONSECUENCIAS SOBRE LA SALUD

Naturalmente, el aislamiento no es bueno, puede generar trastornos psicológicos. “La soledad precipita la ansiedad y por lo tanto la depresión, afirma el Dr. Conesa, Está demostrado que la gente sola, como los solteros por ejemplo, llega al suicidio o al intento de suicidio con más frecuencia que la gente que vive en compañía. No olvidemos tampoco evocar las patologías sociales, como consecuencia de la soledad mal vivida. Es decir las adicciones de todo tipo, drogadicción o alcoholismo principalmente.”

La soledad puede también tener graves consecuencias sobre la salud física. Hace unos años el magazín Science revelaba que si un fumador aumenta en 1,6 los riesgos de caer enfermo, una persona socialmente aislada los multiplica por 2.

En realidad, recientes investigaciones indican que la soledad podría producir afecciones del corazón. Se ha comprobado que las personas solitarias tienen niveles más altos de una sustancia denominada iterleukina-6, relacionada con enfermedades cardiovasculares. “La ansiedad provoca alteraciones del ritmo cardiaco, palpitaciones, arritmia, etc., explica el Dr. Conesa. No sé si podría llegar a ser responsable de un infarto pero la verdad es que no me sorprendería.”

La soledad puede generar problemas de corazón

¿Qué hacer para que la soledad no sigua creciendo – como se preve -? Para Neus Calleja:  “Educar en la comunicación efectiva, enseñar a los niños la empatía y la escucha entre otras cosas.” Para el Dr. Conesa: “Aprender a volver a poner “el otro” antes que “el yo”. Todo el mundo habla de sí mismo, pide por sus derechos pero tanto “yo, yo,…” aleja de los demás » Y para Ángeles Rubio: « Favorecer el asociacionismo, las actividades culturales y de ocio, las fórmulas como «los bancos de tiempo», el alquiler compartido o la tele asistencia.”

Ahora bien, las medidas que se podrán tomar no serán nunca la panacea. Podrán ayudar a frenar la epidemia… pero no podrán remediar las dificultades que resultan de las carencias de nuestra sociedad actual y futura.

OTRA MANERA DE VER

Una solución, en todo caso, podría también consistir en la aceptación de la sensación de abandono. Dicho de otra manera: podríamos coger el toro por los cuernos. A cualquier edad, la soledad escogida, permaneciendo disponible para los demás, puede ser una fuente de plenitud, una manera de salir de la superficialidad de nuestra sociedad dominada por el narcisismo y el culto a la competición.

Escuchemos al escritor francés Christian Bobin, un autor que hace del silencio el tema principal de su obra: « Para mi, la soledad es más una gracia que una maldición, declara a Marie de Solemne para la revista Psychologies. Aunque muchos la viven de otra manera. […] Hay dos soledades. […] Una mala soledad. Una soledad negra, pesada, una soledad de abandono. No es la que habito, tampoco es hacia la cual quiero ir, aunque como todo el mundo la he conocido. Es la otra soledad la que me gusta. Es la otra soledad la que frecuento y es de esta soledad de la que hablo casi como un enamorado. »

Foto de Christian Bobin
El escritor francés Christian Bobin

Incontestablemente, la aceptación de la soledad puede ser algo positivo, representar una oportunidad de crear, de meditar, de encontrarse frente a uno mismo. Lo que está claro, es que mientras intentamos huir, embriagarnos en múltiples labores, nos expondremos siempre a una desagradable sensación de vacío…

Busquemos la compañía de nuestros semejantes, en actividades variadas que podrían volver a crear comunidades de base, como en la época de nuestros antepasados, pero no dudemos tampoco en disfrutar de vez en cuando de un momento con nosotros mismos, independientemente de que sea escogido o impuesto.

Como decía el filosofo alemán Arthur Schopenhauer : “Sólo cuando está solo, cada cual puede ser plenamente él mismo.”




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